Hechizo de la piedra redonda.

Encontrar una piedra redonda, ya sea grande o pequeña, se considera un augurio favorable. No obstante, nunca debe ser obsequiada, pues quien la reciba atraerá la buena suerte, mientras que quien la entregue podría enfrentarse a una desgracia.

Al descubrir una piedra redonda, eleva la mirada al cielo y lánzala tres veces hacia lo alto, recogiéndola en cada ocasión, mientras pronuncias:

Espíritu de buen presagio, quien del arte viene para

ayudarme, pues ciertamente tenía gran necesidad de ti.

Espíritu del Duende Rojo, desde el momento en que vienes para auxiliarme,

te ruego que no me abandones; entra ahora en esta piedra, para que en mi bolsillo pueda llevarte. Cuando tenga alguna necesidad, podré llamarte para que me asistas.

No me abandones ni de noche ni de día.

Si presto dinero a alguien y no paga su deuda cuando sea debido, te invocaré,

¡y tú, Duende Rojo, harás que cumpla su obligación! Si él se negara obstinadamente,

acompáñalo con tu grito: ¡Brie-brie! Si duerme, despiértalo con una sacudida,

¡cúbrele los ojos y asústalo! Síguelo de cerca a todos los sitios donde vaya,

hasta que recuerde sus deberes y se vea en apuros hasta saldar su deuda.

Al día siguiente, mi deudor traerá el dinero que me debe o lo enviará inmediatamente.

Entonces te rezaré a ti: ¡Oh, mi Duende Rojo, ven siempre en mi ayuda!

Si me peleo con la persona que amo, espíritu de buena suerte,

rezaré para que vayas a ella mientras duerme. Agárrala por el cabello y

tráela por la noche a mi cama. Por la mañana, cuando todos los espíritus

se retiren a descansar, la llevarás de nuevo a su hogar y la dejarás dormida.

Por lo tanto, espíritu, te suplico que hagas de esta piedra tu hogar y

obedezcas en todo cuanto te ordene. Siempre en mi bolsillo estarás,

¡y tú y yo no nos separaremos jamás!

Leland, Charles. Aradia: El Evangelio de las Brujas : Edición especial (p. 25). ARKA .